domingo, 25 de enero de 2015

LA IMITACION


LA IMITACIÓN
POR: SAMAEL AUN WEOR

Está ya totalmente demostrado que el miedo impide la libre iniciativa.
              
La mala situación económica de millones de personas, se debe fuera de toda duda a eso que se llama miedo.

El niño atemorizado busca a su querida madrecita y se apega a ella en busca de seguridad.
                                    
El esposo atemorizado se apega a su esposa y siente que la ama mucho más.

La esposa atemorizada busca a su marido y a sus hijos y siente amarlos mucho más.

EL TEMOR………

Desde el punto de vista psicológico resulta muy curioso e interesante saber que el temor suele a veces disfrazarse con la ropa del amor.

La gente que internamente tiene muy pocos valores espirituales, la gente internamente pobre, busca siempre fuera algo para completarse.

La gente internamente pobre vive siempre intrigando, siempre en tonterías, chismografías, placeres bestiales, etc.

La gente internamente pobre vive de temor en temor y como es natural, se apega al marido, a la mujer, a los padres, a los hijos, a las viejas tradiciones caducas y degeneradas, etc. etc. etc.

Todo viejo enfermo y pobre en lo psicológico está por lo común lleno de miedo y se aferra con ansia infinita al dinero, a las tradiciones de familia, a los nietos, a sus recuerdos, etc. como buscando seguridad.

Esto es algo que, todos podemos evidenciar observando cuidadosamente a los ancianos.

Cada vez que las gentes tienen miedo se esconden tras el escudo protector de la RESPETABILIDAD.

Siguiendo una tradición, ya sea de raza, ya de familia, nación, etc. etc. etc.

Realmente toda tradición es una mera repetición sin sentido alguno, hueca, sin valor verdadero.

Todas las personas tienen una marcada tendencia a imitar lo ajeno.

Eso de imitar es producto del miedo.

La gente con miedo imita a todos aquellos a quienes se apega.

Imita al marido, a la esposa, a los hijos, a los hermanos, a los amigos que le protegen, etc. etc. etc.

La imitación es el resultado del miedo.

La imitación destruye totalmente la libre iniciativa.

En las escuelas, en los colegios, en las universidades, los maestros y maestras cometen el error de enseñarles a los estudiantes varones y mujeres, eso que se llama imitación.

En las clases de pintura y dibujo se les enseña a los alumnos a copiar, a pintar imágenes de árboles, casas, montañas, animales, etc.

Eso no es crear.

Eso es imitar, fotografiar.

Crear no es imitar.

Crear no es fotografiar.

Crear es traducir, transmitir con el pincel y a lo vivo el árbol que nos encanta, la bella puesta de sol, el amanecer con sus inefables melodías, etc. etc.

Hay creación verdadera en el arte chino y japonés del zen, en el arte abstracto y semi-abstracto.

A cualquier pintor chino del CHAN y del ZEN no les interesa imitar, fotografiar.

Los pintores de China y Japón: gozan creando y volviendo nuevamente a crear.

Los pintores del ZEN y del CHAN, no imitan, crean y ese es su trabajo.

A los pintores de CHINA y JAPÓN no les interesa pintar o fotografiar a una bella mujer, ellos gozan transmitiendo su belleza abstracta.

Los pintores de CHINA y JAPÓN no imitarían jamás una bella puesta de sol, ellos gozan transmitiendo en belleza abstracta todo el encanto del ocaso.

Lo importante no es imitar, copiar en negro o en blanco; lo importante es SENTIR la honda significación de la belleza y saberla transmitir, pero para ello se necesita que no haya miedo, apego a las reglas, a la tradición, o temor al que dirán o al regaño del maestro.

Es urgente que los maestros y maestras comprendan la necesidad de que los alumnos y alumnas desarrollen el poder creador.

A todas luces resulta absurdo enseñar a los estudiantes a imitar.

Es mejor enseñarles a crear.

El ser humano desgraciadamente es un autómata dormido inconsciente, que sólo sabe imitar.

Imitamos la ropa ajena y de esa imitación salen las distintas corrientes de la moda.

Imitamos las costumbres ajenas aún cuando estás estén muy equivocadas.

Imitamos los vicios, imitamos todo lo que es absurdo, lo que siempre se vive repitiendo en el tiempo, etc.

Es necesario que los maestros y maestras de escuela enseñen a los estudiantes a pensar por sí mismos en forma independiente.

Los Maestros deben ofrecerle a los estudiantes todas las posibilidades para que dejen de ser autómatas imitativos.

Los maestros deben facilitar a los estudiantes las mejores oportunidades para que estos desarrollen el poder creador.

Es urgente que los estudiantes conozcan la verdadera libertad, para que sin temor alguno puedan aprender a pensar por sí mismos, libremente.

La mente que vive esclava del "qué dirán", la mente que imita, por temor a violar las tradiciones, las reglas, las costumbres, etc. No es mente creadora, no es mente libre.

La mente de las gentes es como casa cerrada y sellada con siete sellos, casa donde nada nuevo puede ocurrir, casa donde no entra el sol, casa donde sólo reina la muerte y el dolor.

Lo nuevo sólo puede ocurrir donde no hay miedo, donde no existe imitación, donde no existen apegos a las cosas, a los dineros, a las personas, a las tradiciones, a las costumbres, etc.

Las gentes viven esclavas de la intriga, de la envidia, de las costumbres de familia, de los hábitos, del deseo insaciable de ganar posiciones, escalar, subir, trepar al tope de la escalera, hacerse sentir, etc. etc.

Es urgente que los maestros y maestras les enseñen a sus estudiantes varones y mujeres, la necesidad de no imitar todo este orden caduco y degenerado de cosas viejas.

Es urgente que los alumnos aprendan en la escuela a crear libremente a pensar libremente, a sentir libremente.

Los alumnos y alumnas pasan lo mejor de su vida en la escuela adquiriendo información y, sin embargo, no les queda tiempo para pensar en todas estas cosas.

Diez o quince años en la escuela viviendo vida de autómatas inconscientes y salen de la escuela con la conciencia dormida, pero ellos salen de la escuela creyéndose muy despiertos.

La mente del ser humano vive embotellada entre ideas conservadoras y reaccionarias.

El ser humano no puede pensar con verdadera libertad porque está lleno de miedo.

El ser humano tiene miedo a la vida, miedo a la muerte, miedo al qué dirán, al dice que se dice, a la chismografía, a perder el empleo, a violar los reglamentos, a que alguien le quite el cónyuge o le robe la cónyuge, etc., etc., etc.

En la escuela se nos enseña a imitar y salimos de la escuela convertidos en imitadores.

No tenemos libre iniciativa porque desde los bancos de la escuela se nos enseñó a imitar.

La gente imita por miedo a lo que la otra gente pueda decir, los alumnos y alumnas imitan debido a que los maestros tienen realmente aterrorizados a los pobres estudiantes, se les amenaza a cada instante, se les amenaza con una mala calificación, se les amenaza con determinados castigos, se les amenaza con la expulsión, etc.

Si realmente queremos volvernos creadores en el más completo sentido de la palabra, debemos hacernos conscientes de toda esa serie de imitaciones que desgraciadamente nos tienen atrapados.

Cuando ya somos capaces de conocer toda la serie de imitaciones, cuando ya hemos analizado detenidamente cada una de las imitaciones, nos hacemos conscientes de ellas y como consecuencia lógica, nace entonces en nosotros en forma espontánea, el poder de crear.

Es necesario que los alumnos y alumnas de la escuela, el colegio o la universidad, se liberen de toda imitación a fin de que se tornen creadores de verdad.

Se equivocan los maestros y maestras que suponen equivocadamente que los alumnos y alumnas necesitan de imitar para aprender. El que imita no aprende, el que imita se convierte en un autómata y eso es todo.

No se trate de imitar lo que digan los autores de geografía, física, aritmética, historia, etc.

Imitar, memorizar, repetir como cotorros o loros, es estúpido, mejor es comprender conscientemente lo que estamos estudiando.

La educación fundamental es la ciencia de la conciencia, la ciencia que nos permite descubrir nuestra relación con los seres humanos, con la naturaleza, con todas las cosas.

La mente que sólo sabe imitar es mecánica, es una máquina que funciona, no es creadora, no es capaz de crear, no piensa realmente, sólo repite y eso es todo.

Los maestros y maestras deben preocuparse por el despertar de la conciencia en cada estudiante.

Los alumnos y alumnas sólo se preocupan por pasar año y después... ya fuera de la escuela, en la vida practica, se convierten en empleaditos de oficina o maquinitas de hacer niños.

Diez o quince años de estudios para salir convertidos en autómatas parlantes, las materias estudiadas se van olvidando poco a poco y al fin no queda nada en la memoria.

Si los estudiantes hicieran conciencia de las materias estudiadas, si su estudio no se basara únicamente en la información, la imitación y la memoria, otro gallo les cantara.

Saldrían de la escuela con conocimientos conscientes, inolvidables, completos, que no estarían sometidos a la infiel memoria.

La educación fundamental ayudará a los estudiantes despertándoles la conciencia y la inteligencia.

La educación fundamental lleva a los jóvenes por el camino de la revolución verdadera.

Los alumnos y alumnas deben insistir para que los maestros y maestras les den la verdadera educación, la educación fundamental.

No es suficiente que los alumnos y alumnas se sienten en los bancos de la escuela para recibir información de algún rey o de alguna guerra, se necesita algo más, se necesita la educación fundamental para despertar conciencia.

Es urgente que los alumnos salgan de la escuela maduros, conscientes de verdad, inteligentes, para que no se conviertan en simples piezas automáticas de la maquinaria social.


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