martes, 20 de octubre de 2015

EL DOLOR DE UN INSULTO

GNOSIS
EL DOLOR DE UN INSULTO
Por: samael aun weor

Por ejemplo, un insultador.

¿Qué provoca un insultador?

Pues el deseo de venganza inmediata.

¿Por qué? Por las palabras dichas.

Pero si uno no se identifica con los Yoes de la venganza, es claro que no contestaríamos al insulto con el insulto.

Pero si uno se identifica con los Yoes de la venganza, éstos lo relacionan a uno a su vez con otros Yoes más perversos, y termina uno en manos de Yoes terriblemente perversos haciendo disparates.

Porque así como existe fuera de nosotros una ciudad (por ejemplo, la ciudad de México, o cualquier ciudad del mundo donde uno viva), así también, dentro de uno mismo hay una ciudad psicológica; eso es claro.

Así como en la ciudad ésta de la vida urbana, común y corriente, hay gentes de toda clase: Colonias de gentes buenas, colonias de gentes malas, así también sucede con la Ciudad Interior, con la Ciudad Psicológica; en esa Ciudad Psicológica viven muchas gentes, muchas gentes (nuestros propios Yoes son esas gentes que viven allí) y hay colonias de gentes decididamente perversas; y hay colonias de gentes medias y hay colonias de gentes más o menos selectas (nuestra propia Ciudad Psicológica es eso).

Si uno se identifica, por ejemplo, con un Yo de venganza, éste a su vez lo relaciona a uno con otros Yoes de barrios muy bajos, donde viven asesinos, ladrones, etc., y al relacionarse con esos, ellos a su vez llegan y lo controlan a uno, le controlan el cerebro y resultan haciendo barbaridad y media, y va uno a parar, por último, a la cárcel...

Pero, ¿cómo evitar, entonces, caer uno en semejantes absurdos?

Pues, no identificándose con el insultador, no identificándose...

Hay Yoes dentro de uno mismo que le dictan lo que debe hacer y le dicen: “Contesta, véngate, sácate el clavo, desquítate!”...

Si uno se identifica con ellos, termina haciéndolo: Contestando, pues, al insultador; termina uno vengándose, desquitándose, etc.
Pero si uno no se identifica con el Yo que le está dictando que haga semejante tontería, pues, entonces no hace eso.

En todo caso, el Insultador deja, dijéramos, en el fondo del insultado, o del ofendido, deja el dolor.

Lo interesante sería que el ofendido pudiera sacrificar ese dolor; y puede sacrificarlo a través de la meditación.

¿Cómo se sacrifica el dolor que deja un insultador?

Comprender que el insultador es una máquina que está controlada por determinado Yo insultante, y que lo ha insultado un Yo.

Comprender también que uno es una máquina y que dentro tiene Yoes de insulto.

Entonces, si uno compara y dice: “Aquél me insulta, pero yo dentro de mí también tengo muchos Yoes del insulto; pues no tengo yo por qué condenar aquél, puesto que yo cargo lo mismo que aquél; Y si yo cargo dentro de mí también Yoes del insulto, pues no tengo por qué condenarlo...

Además, ¿qué es lo que se ha herido en mí?
Posiblemente el amor propio, posiblemente el orgullo.

Pero antes tengo que descubrir si fue el amor propio, o si fue el orgullo, o qué”...

Cuando uno ha descubierto quién fue el que se hirió, pues si fue el orgullo, pues a DESINTEGRAR el orgullo; si fue el amor propio, pues a desintegrar el amor propio.

Esto da como resultado, que al desintegrar eso, queda libre del dolor, ha sacrificado el dolor y en su reemplazo ha nacido una virtud: La de la serenidad (ha despertado aún más)...

Hay que tener en cuenta entonces esto y aprender a sacrificar el dolor.

La gente es capaz de sacrificarlo todo, menos el dolor: Quieren mucho sus propios sufrimientos, los idolatran; he ahí el error.

Aprender a sacrificar uno sus mismos dolores, es lo interesante para poder despertar conciencia.

Claro, no es cosa fácil, el trabajo es duro; ir contra uno mismo es algo muy duro, no es muy dulce.

Pero sí vale la pena irse uno contra sí mismo, por el resultado que se va a obtener: El despertar...

¿Por qué se termina el dolor?

Porque se ha sacrificado y eso trae un aumento de Conciencia, porque aquellas energías que estaban involucradas en el dolor, quedan liberadas; trae no solamente la paz del corazón tranquilo, sino que además trae un aumento de Conciencia, un acrecentamiento de la Conciencia; eso se llama “sacrificar el dolor”.

Pero la gente es capaz de todo, menos de sacrificar sus dolores, quiere mucho sus dolores; y resulta que los máximos dolores son los que brindan a uno las mejores oportunidades para el despertar, para el despertar de la Conciencia... Pero hay que aprender a sacrificar el dolor.

samael aun weor


EL DOLOR DE LOS CELOS

GNOSIS
Por: samael aun weor
EL DOLOR DE LOS CELOS

¿Cómo se sacrifica el dolor?

Voy a decirles a ustedes una gran verdad: el dolor solamente SE SACRIFICA AUTOEXPLORÁNDOLO Y HACIÉNDOLE LA DISECCIÓN.

Tengamos un caso concreto: Pongamos que un hombre, de pronto, encuentra a su mujer platicando muy quedito, por ahí en un cuarto, con otro hombre.

Realmente, esto puede provocarle ciertos celos.

Ahora, si encuentra a la mujer ya “demasiado quedito”, en demasiada intimidad con un sujeto X-X, puede haber un estallido de celos. Acompañado de un gran disgusto; tal vez hasta una riña con el otro hombre, en fin, por celos...

Esto produce un dolor espantoso al marido, al marido ofendido.

Que hasta puede dar origen a un divorcio; un dolor moral horripilante...

Sin embargo, aunque platicaba muy quedito, no estaba haciendo nada malo; pero la mente puede hacer muchas conjeturas y aunque la mujer niegue, niegue, la mente tiene muchos ardides, muchos recovecos, en los que se forman, realmente, muchas conjeturas...

¿Qué hacer para salvarse de ese dolor, cómo aprovecharlo?

¿Cómo renunciar al dolor que le ha producido eso?

Hay una forma de resolverlo y de sacrificar ese dolor.

¿Cuál?

La auto reflexión evidente del ser, la autoexploración de sí mismo.

¿Están seguros ustedes, por ejemplo, de que ustedes nunca han tenido relación con otra mujer?

¿Se está seguro de que jamás se ha acostado uno a dormir con otra fémina?

¿Se está seguro de que jamás uno ha sido adúltero, ni esta ni en pasadas reencarnaciones?

Porque todos, en el pasado, fuimos adúlteros y fornicarios, eso es obvio.

Si uno llega a la conclusión, pues, de que uno también fue fornicario y adúltero, entonces ¿con qué autoridad está juzgando a la mujer?

¿Por qué lo hace?

Al juzgarla, lo hace sin autoridad.

Y ya JESÚS, EL CRISTO, en la parábola de la mujer adúltera (aquélla mujer de los Evangelios Crísticos), exclamó: “¡El que se sienta libre de pecado, que arroje la primera piedra!”

Nadie la arrojó, ni el mismo Jesús se atrevió a arrojarla...

Le dijo: “¿Mujer, donde están los que te acusaban?

Ni yo mismo te acuso; vete y no peques más”...

Ni Él mismo, que era tan perfecto, se atrevió...  

Ahora, ¿nosotros con qué autoridad lo haríamos?

Entonces, ¿quién es el que nos está provocando el sufrimiento, el supremo dolor?

¿No es acaso el demonio de los celos?

¡Obviamente!

¿Qué otro demonio?

El Yo del amor propio, que ha sido herido mortalmente.

El Yo del Amor propio es egoísta en un ciento por ciento...

¿Y qué otro?

El Yo, dijéramos, de la auto importancia (se siente muy importante; se dirá: “Yo, señor don fulano del tal, ¿y que esta mujer venga aquí, con esa clase de conducta?”)

¡Vean qué orgullo tan terrible el del señor de la auto importancia!

O aquél otro de la intolerancia que dice: “¡Fuera, adúltera; te condeno, malvada; yo soy virtuoso, intachable!”

He ahí pues, el delito dentro de uno mismo; ese tipo de Yoes son los que vienen a producir el dolor...

Cuando uno ha llegado a la conclusión de que son esos Yoes son los que le han producido el dolor, entonces se concentra en la Madre Divina Kundalini y ella desintegra esos Yoes; al quedar desintegrados ya, el dolor termina.

Al terminar el dolor, queda la Conciencia libre; entonces, mediante el sacrificio del dolor se ha aumentado la Conciencia, y se ha adquirido fortaleza..., mediante el sacrificio del dolor...

Ahora, supongamos que no fueron simples celos, sino que fue más lejos, que sí hubo adulterio de verdad, verdad; entonces tendrá que venir el divorcio, porque eso lo autoriza la Ley Divina.

En ese caso, también puede decirse con absoluta seguridad, que se puede sacrificar también ese dolor y decir: “Bueno, ya adulteró; ¿yo estoy seguro de no haber adulterado jamás?

Claro está que no.

Entonces, ¿por qué condeno?

No tengo derecho a condenar a nadie, porque el que se sienta libre de pecado, que arroje la primera piedra...

Entonces, ¿quién es el que me está proporcionando el dolor?

Los Yoes de la intolerancia, de la auto importancia, de los celos, del amor propio, etc.”...

Entonces, si llegó a la conclusión de que son esos los que le están ocasionando el dolor, entonces, a trabajar para desintegrarlos y el dolor desaparece, queda eliminado.

samael aun weor


lunes, 19 de octubre de 2015

EL MAL GENIO

EL MAL GENIO
Por: Ouspensky

P. El otro día yo pude ver cómo me encolerizaba cuando hablaba con alguien, pero no pude detener eso. ¿Cómo puedo controlar mi mal genio?

R. Este es un ejemplo de mecanicidad.

No podrá controlar su mal genio cuando éste ya empezó a aparecer; entonces es demasiado tarde.

LA LUCHA………

La lucha debe empezar en su mente; usted debe encontrar su modo de pensar correctamente sobre una dificultad definida.

Suponga que tiene que encontrarse con cierto hombre que le irrita.

Su temperamento se pone de manifiesto; a usted eso no le agrada.

¿Cómo podrá detenerlo?

Deberá empezar con el estudio de su pensar.

¿Qué piensa sobre este hombre? —no lo que piensa cuando está irritado, sino lo que piensa de él en los momentos de sosiego.

Puede descubrir que, en su mente, usted discute con él; le demuestra que está equivocado; le dice todos sus errores; descubre que, generalmente, él se conduce incorrectamente para con usted.

Es aquí donde usted se equivoca.

Debe aprender a pensar correctamente.

Entonces, si lo hace, sucederá algo así: aunque la emoción es mucho más veloz que el pensamiento, la emoción es una cosa temporaria, pero al pensamiento puede hacérselo continuo; de modo que siempre que salta la emoción, golpea contra este pensamiento continuo y no puede seguir ni manifestarse.

Por tanto, usted puede luchar con la expresión de las emociones negativas, como en este ejemplo, sólo creando un pensamiento correcto continuo.

¿Qué es el pensamiento correcto?

Es imposible explicar en pocas palabras qué es el pensamiento correcto; es necesario estudiarlo.

Si recuerda lo que dije sobre las partes de los centros, usted llegará a eso, porque en la mayoría de los casos y en la mayoría de las condiciones de la vida corriente, las personas piensan solamente con la parte exterior o mecánica del centro intelectual, que es el aparato formativo.

Esto no es suficiente.

Es necesario usar la parte interior o intelectual del centro intelectual.

¿Por qué no usamos la parte interior o intelectual del centro intelectual?

La identificación es la razón principal de por qué no la usamos.
                
¿Cuál es el mejor medio de penetrar en las partes superiores de los centros?

Tratar de recordarse y tratar de no identificarse es el mejor medio de penetrar en las partes superiores de los centros.

Pero siempre nos olvidamos de la identificación y del recuerdo de sí.

Ouspensky



PEREZA PARA PENSAR

PEREZA PARA PENSAR
Por: Ouspensky

P. ¿Por qué es equivocado creer?

R. La gente cree o no cree cuando es demasiado PEREZOSA PARA PENSAR.

Usted debe escoger, tiene que CONVENCERSE.

Se le dijo que debe practicar el recuerdo de si, pero sería un error que se recordase porque se lo dijeron.

Primero, debe comprender que no se recuerda y qué significa esto, y luego, si realmente comprende que lo necesita y le agradaría recordarse, lo hará del modo correcto.

Si simplemente lo hace copiando a alguien, lo hará del modo incorrecto.

Debe comprender que lo está haciendo por usted mismo, no porque alguien se lo dijo.

Ouspensky




EL CULPAR A LOS DEMÁS

EL CULPAR A LOS DEMÁS

PREGUNTA

¿En qué se basa el culpar a los demás?

RESPUESTA

En la falta de entendimiento.

Si usted empieza a estudiar psicología, descubre que todas las causas están en usted mismo; no puede haber causas fuera de usted.

No se acuerda de esto con bastante frecuencia.
                
Una pequeña parte entiende que las causas están en usted, pero la mayor parte continúa acusando a los demás.

En el fondo de cada emoción negativa favorita hallará la auto justificación que la alimenta.

Primero debe detenerla en su mente y luego, después de algún tiempo, será capaz de detenerla también en la emoción.

La falta de entendimiento es la primera causa, la falta de esfuerzo es la segunda causa”.

Ouspensky