ACTITUDES IMPLANTADAS
Por: Maurice Nicoll
Permítanme hacerles esta
pregunta: ¿Cómo tocan la vida?
Es preciso entender que
cada uno de ustedes se pone en contacto con la vida de acuerdo con su propia
manera.
Supongamos que tiene una
actitud anticuada, entonces se pone en contacto con la llamada vida moderna en
parte a través de dicha actitud y por lo tanto la juzgará como si supiera lo
que le conviene.
¿Pero no se dan cuenta
que cada uno de ustedes toca la vida según actitudes implantadas?
Recientemente alguien me
pregunto por que no simpatizaba con cierta persona.
No supe que contestarle.
¿Cómo iba a saber por
qué no simpatizaba con dicha persona?
Una de las cosas más
interesantes en la observación de si es darse cuenta de que siempre se toca la
vida de una manera inculcada —por medio de actitudes.
Liberarse de esa manera
adquirida de tomar la vida es una experiencia extraordinaria.
Toda persona, que se
ciñe estrechamente a su personalidad adquirida, sigue tomando las cosas como lo
hizo siempre.
Sin embargo, con la
percepción de la naturaleza interior de si mismo es posible tomar las cosas de
una nueva manera.
Esta es una de las ideas
del trabajo.
¿Es preciso que siempre
se tome a las cosas y la gente de la misma manera? ¿No se puede cambiar?
¿Qué comporta esto?
Comporta siempre un
cambio de si mismo.
Pero, desde luego, “nada
anda mal en uno mismo”.
Qué difícil es entender
lo que el trabajo enseña sobre ese particular.
¿No están ustedes acaso
convencidos de que sus puntos de vista, sus juicios, su manera de tomar las
cosas, la manera como se ponen en contacto con la vida, son correctos?
Si, por supuesto que lo
están.
Darse cuenta de que
usted mismo es quien debe cambiar es un mal negocio.
Deja de ser una broma.
Si, el trabajo es cosa
seria.
Requiere una mirada al
si interior —no tan sólo una vez, ni tampoco dos, sino mil veces— para ver a
qué se asemeja en realidad esa persona adquirida llamada usted mismo, para ver
que es a menudo una persona mezquina, parcial o hasta desagradable.
Aquí, empero, estamos
todos seguros de no ser personas desagradables.
El trabajo va a disolver
este terrible engreimiento que se funda en imágenes, actitudes y topes.
El trabajo va a
quebrantar esa enloquecedora seudo creación llamada si mismo —esa imagen
indudablemente orgullosa y encantadora, tan profundamente arraigada, de la cual
uno es prisionero, esclavo— esta maquinaria adquirida a la que se toma como uno
mismo.
He pensado muchas veces
en lo que Gurdjeff nos enseñó —a saber, que muchos momentos de observación de
si llevan a la larga a fotografías de cuerpo entero.
Esto significa que la
práctica del trabajo nos lleva a obtener verdaderas fotografías-tiempo de lo
que se es realmente y de lo que se ha sido durante años y años.
Esto por cierto es
devastador.
Si, es una cosa grave
empezar a verlo.
Pero es peligroso a no
ser que se sepa no llegar a identificarse, no ser negativo; de otro modo, es en
verdad un mal negocio.
Esto solo sucede cuando
se insiste en tomarse a si como una persona y cuando, por lo tanto, es atribuye
todo lo que se observa en si a si mismo, a algo a quien se llama
"Yo".
El trabajo enseña que
ese es un "Yo" imaginario.
Desde luego, si todo lo
que uno observa lo toma como "Yo", se hallará entonces en grandes
dificultades.
Pero, como es sabido, el
trabajo enseña seriamente que uno tiene muchos "Yoes" en si mismo.
A no ser que sea capaz
de soportar la comprensión de ello, no podrá hacer el trabajo más allá de
cierto punto.
Cuando no es posible
separarse de si no se puede aprehender el trabajo.
Todo seguirá siendo
personal para uno, se ofenderá.
Supongamos, por ejemplo,
que alguien siempre se identifica con los "Yoes" que esta en contra
del trabajo.
Entonces experimentará
sufrimientos que son completamente inútiles.
¿Ha observado usted en
realidad y ha llegado a conocer los "Yoes" negativos que dicen toda
clase de cosas y que muchas veces dicen blasfemias contra el Trabajo? ¿Les dirá
"Yo" a ellos?
Toda clase de pequeños
"Yoes" ignorantes intentan devorarnos a todo lo largo del día.
¿Sabe qué significa la
separación interior?
Si no lo sabe, entonces
los pequeños "Yoes" negativos, ignorantes, mezquinos, estúpidos
devorarán la fuerza del trabajo cotidianamente como un ejército de escarabajos
y lauchas y ratas.
Es una lástima
conferirles la autoridad del "Yo", del si mismo.
Se apoderarán de usted y
lo arrastrarán en el mismo momento en que se levanta de la cama.
Es trágico ver como una
persona que siente y desea realmente el trabajo, es enteramente incapaz de
darse cuenta de los diferentes "Yoes" que tiene en si misma.
Repito que es trágico
que una persona no entienda aquello sobre lo cual más insiste el trabajo —a
saber, que no somos uno sino muchos.
Si no puede verlo, todo
su trabajo será una confusión.
Cada uno de ustedes
tiene muchos "Yoes" que son inútiles y aun peor que inútiles.
Cada uno tiene
"Yoes" que odian el trabajo porque saben que tendrán que pasar hambre
y hasta morir, por eso luchan para conservar la vida y tratan de persuadirle de
que son usted.
Si les dice
"Yo", ¿qué puede esperar?
Por otra parte, si puede
verlos como "Yoes" y resuelve deliberadamente por propia experiencia no
ceder a ellos ni creer lo que dicen, entonces empieza a andar por el camino del
trabajo, aun cuando por el momento muchas veces siguen dominándolo.
Hay una frase en el
trabajo: "esto no es 'yo'".
¿Puede comprender lo que
significa?
Interesa notar cuánta vanidad
y orgullo entran en este punto de modo que una persona insiste en que está
plenamente consciente y se conoce a si misma y siempre obra conscientemente
desde un verdadero "Yo".
Desde luego nosotros no
lo compartimos.
Es insensato imaginar
que podríamos hacerlo.
Pero la inteligencia
radica en notar que no lo hacemos.
Y este es el comienzo
del trabajo sobre si.
Es una extraordinaria
experiencia sufrir esta perdida del "Yo" imaginario.
Significa una pérdida de
vanidad.
Pero es imposible iniciarlo
—por cierto no nos está permitido— a menos que nuestra valoración del trabajo sea
lo bastante fuerte como para sostenernos durante esta pérdida, esta
despersonalización.
El trabajo solo puede
ayudarlo si usted se ha aferrado genuinamente a su enseñanza en un punto de su
persona —esto es, de modo que pueda tocarlo y sostenerlo cuando pierda contacto
con la falsa personalidad.
Ocupémonos de personas
que se consideran como si fueran hombres y mujeres cabales, consecuentes.
Para tales gentes la
idea de que no son una persona, sino muchas personas diferentes, a menudo
contradictorias, es algo detestable.
Insisten en que se
conocen a si mismas y en que son siempre una y la misma persona.
Y si aparece una
contradicción demasiado evidente se justificarán a si mismas. ¿Por que? Para
conservar intacta e inviolada esa idea imaginaria de si mismas.
Cuánto cuesta que una
persona se de cuenta en el trabajo de la existencia de los muchos
"Yoes" diferentes y que sienta en ella su presencia.
Recordarán de qué manera
fueron contestadas algunas cuestiones en los primeros días del trabajo.
Una persona, por
ejemplo, hace la siguiente pregunta: "Yo siempre pienso que...". La
respuesta era: "¿Qué 'Yo' piensa así?"
Estarán de acuerdo
conmigo en que es desconcertante recibir semejante respuesta.
Pero ¿acaso no es la
verdadera respuesta?
¿No se funda acaso en la
enseñanza del trabajo acerca de que no somos "Yo" sino muchos
"Yoes"?
Una respuesta semejante
es una verdadera respuesta.
Si dicha persona hubiera
hecho la pregunta en esa forma:
Hay cierto 'Yo' que
predomina en mi en este momento y que al parecer piensa así...", pues
bien, la respuesta sería diferente.
Significa que no está
identificado en ese momento.
Pero entre nosotros ¿quién
es capaz de llegar a la etapa de ver claramente que en su persona tiene
diferentes 'Yoes' que predominan en diferentes momentos?
¿Quién es capaz de ver
la ronda de diferentes "Yoes" en nosotros y debido a esta
introspección no identificarse con ninguno de ellos y no tomarlos siempre como
"Yo" —como usted— como un si mismo sólido y permanente.
Pensar, imaginar que
nosotros y los otros no somos siempre los mismos, es violentarnos a nosotros
mismos y a los otros.
Pero si uno ha llegado
bastante lejos como para no tomar cada hecho psíquico, cada punto de vista,
pensamiento, estado o sentimiento como "Yo" —como usted— entonces
comienza a comprender lo que dice el trabajo sobre la separación y selección
interiores.
Algunos "Yoes"
son amigos: otros "Yoes" son enemigos.
Algunos "Yoes"
dan fuerza, otros "Yoes" la quitan: y algunos nos devoran realmente.
¿Cómo una persona que
está en el trabajo puede vivir en un sueño autocomplaciente diciendo
"Yo" a todo cuanto tiene en si?
¿No se hace acaso todo
desarrollo por medio de un proceso de rechazo y selección?
¿Cómo puede rechazar o
escoger si todo en usted es uno y la misma persona —si todo es "Yo"?
Si Vd. cuida un jardín
¿acaso no arranca las malas hierbas y cultiva las plantas útiles?
Será imposible hacerlo
en su vida interior si toma todo como si fuera usted.
Usted tiene malos
pensamientos y malos sentimientos.
¿No se da cuenta de que
si los toma como "Yo" —como usted— los fortalece?
Supongamos que ya
entiende esta gran enseñanza de los muchos "Yoes" y de la no
identificación consigo mismo:
Pues bien, ¿si se
identifica con los pensamientos negativos y los sentimientos negativos que
provienen de esos "Yoes" y los considera como si fueran 'Yo mismo'
que piensa y siente, a dónde llegará?
Quizá diga: "Si,
pero estos malos pensamientos y malos sentimientos están en mi, entonces ¿qué
puedo hacer?”
¿Qué puede hacer?
Puede estar de acuerdo
con ellos, ceder a ellos, identificarse con ellos y conferirles la autoridad de
"Yo".
Pero en el supuesto caso
en que no esté usted de acuerdo con ellos, ni ceda a ellos, ni se identifique
con ellos, ni diga "Yo" a ellos, ¿se harán más fuertes o mas débiles?
Pues bien, piénselo
usted mismo.
¿Cree usted que todas
esas gentes que están en la calle son usted?
El objeto de este trabajo
es hacernos conscientes en nosotros mismos y para nosotros mismos de lo que tiene
lugar en nosotros, del vasto tránsito interior de pensamientos y sentimientos
que llevamos dentro, en el invisible reino psíquico que se distingue del vasto
mundo físico exterior de cosas y gentes que nos es revelado por los sentidos.
Aquí, en este mundo
interior, y en lo que escogemos y rechazamos en el, está la clave del trabajo,
y en consecuencia de la evolución.
Todos sabemos escoger y
rechazar cosas en el mundo exterior.
En nuestros asuntos
desechamos las cosas inútiles y nos aferramos a las cosas útiles.
Es la misma idea.
Supongamos que, por una
larga observación, usted percibe que los "Yoes'' crean estados de ánimo,
pensamientos y sentimientos que lo deprimen, lo corroen, lo desalientan, o
hacen que sea negativo, receloso, mal pensado.
Entonces ¿qué puede
hacer?
¿Aprobará tales estados
de ánimo?
¿Los considerará como si
fueran usted?
¿Por qué ha de hacerlo?
Si cae una lluvia
torrencial, ¿se queda en el mismo lugar o se aparta de ella?
¿Va a practicar la no
identificación con esos malos estados interiores, sin acompañarlos, sin
prestarles atención?
Pero si no puede ver que
usted son muchos e insiste en considerarse a si mismo como uno, entonces nada
puede hacer respecto de su vida interior.
¿De qué trata el
trabajo?
Nos revela nuevas y
mejores influencias que provienen del rayo de la creación.
¿Qué es la vida?
Es una máquina que está
bajo ciertas influencias y que alimenta a la luna.
La ve operando ahora.
Obsérvela. Piense a qué
se asemeja.
El orden de cosas que
prevalece ahora no tiene nada de excepcional.
Es el orden corriente de
cosas, de vida.
Pero la octava lateral
del sol desciende sobre nosotros trayéndonos la posibilidad de nuevas
influencias.
En el breve período
espiritual del antiguo Egipto, bajo Amen-Hotep, creo, el sol era representado
por largos rayos que terminaban en manos.
Claro está, no se
refiere al sol literal, visible, sino a un nivel de compresión superior y a la
vida tal como pertenece a la Humanidad Consciente —no a esa violenta, codiciosa,
adormecida y caótica humanidad que cubre la superficie de la tierra y que es
usada casi exclusivamente para fines cósmicos.
Esto es muy
comprensible.
Ya nos hemos
familiarizado con la enseñanza esotérica, con el trabajo, a este respecto.
No cuesta nada
comprender por qué Amen-Hotep representaba al sol con manos al extremo de los
rayos que se dirigían hacia la tierra.
Pero esas manos, empero,
nunca llegaban a tocar la tierra.
¿Recuerdan la cuerda, de
que habla el trabajo, y que exige saltar para alcanzarla?
Ahora bien, si uno
estima el trabajo con los prácticos "Yoes" de negocios, o con los
ordinarios "Yoes" mundanos del placer, nunca podrá comprender que no
es uno sino muchos.
Ello requiere un
vestigio de centro magnético, algo de comprensión emocional y no una mera
prueba formatoria.
¿Cómo puedo probarle que
el sabor de una fresa es diferente del sabor de una manzana?
No con argumentos
formatorios, se lo puedo asegurar.
Es preciso que prueben y
lo vean por si mismos.
¿Cómo puedo probarle que
sentir las muchas influencias del trabajo es algo muy diferente de empaparse de
vida?
Desde luego no lo puede
hacer por medio de ningún argumento formatorio.
Tampoco puedo probarle
que el trabajo es verídico.
Si está completamente
sumergido en la vida, es preferible no intentarlo.
De hecho, el trabajo no
tratará de ponerse en contacto con usted.
Está, pues, en la vida
con sus horizontes.
Si esto lo satisface,
¿por qué buscar una nueva interpretación, un nuevo sentido a la existencia en este
planeta imperfecto y violento?
Este trabajo es para quienes
están convencidos de que la vida no puede ser comprendida en función de si
misma.
Si está satisfecho con
todas sus experiencias, si siente que la vida es todo cuanto necesita, si está
completamente satisfecho de si, si está contento con cuanto ha experimentado hasta
ahora, entonces, repito, ¿por qué buscar el Trabajo?
Pero si no lo está,
entonces ha de ser lo bastante inteligente como para relacionar su descontento
con el trabajo.
Es preciso que se de
cuenta de que sus muchos desengaños no tienen nada de excepcional y que debe
tener una vislumbre de lo que el trabajo dice acerca de la vida —cómo todo
sucede, cómo su ser atrae lo que le sucede, etc.
De otro modo ¿cómo podrá
ayudarle el Trabajo?
Meditemos sobre lo que
aquí se quiere decir.
Es una idea muy
profunda.
Es demasiado fácil ser
negativo y echar la culpa a los otros o a las circunstancias.
Esto sucede por doquier.
Es la acostumbrada ópera
de la vida.
Pero el centro magnético
hace que una persona sienta que debe haber algo más.
Piensa que debe haber
otra ópera —que no es en absoluto emoción negativa ni tragedia.
El problema es un
problema interior.
Su solución radica en la
observación de si con arreglo a instrucciones definidas.
Por eso a menos que se
observe a si mismo, el trabajo permanece muerto.
Con el fin de observarse
a si mismo, es preciso comprender que no es uno sino muchos.
A no ser que pueda ver
eventualmente los diferentes "Yoes" en si mismo, no podrá rechazar o
escoger.
Y sin el trabajo y la
comprensión de qué trata, no será capaz — eventualmente— de rechazar y escoger
correctamente.
Pero si se hace todo
eso, las nuevas influencias se abren camino en su vida interior.
Se siente que comienza una
nueva vida, y una vida muy grata. Si le presta atención, algo empieza a crecer.
Si siente en qué momento
no está en contacto con el trabajo y siente su falta y lo busca otra vez,
retornará nuevamente.
Durante mucho tiempo —y
es inevitable— se oscila entre lo viejo y lo nuevo.
Se trata de la
valoración interior, de esa extraña cosa llamada voluntad, que se asemeja a
cambiar de rumbo sin violentarse a despecho de todos los vuelcos —como una
aguja magnética.
Pero todo esto — todo el
comienzo de esa octava a la que nos hemos referido y que crea nuevas energías—
digo, todo ello sigue siendo casi imposible si dice "Yo" a todo en si
mismo.
Entonces, está en
tinieblas como en los primeros versículos del Génesis.
La luz no estaba aún
separada de las tinieblas.
Ahora deseo que algunos
de ustedes noten en especial a los 'Yoes' que carcomen su fuerza.
Recientemente fuí
acosado por ellos y por un tiempo no los advertí.
Tomé a todos esos
sentimientos y palabras y pensamientos como "Yo".
Esto es, estaba
adormecido.
Cada uno de ustedes está
rodeado interiormente de "Yoes" negativos, débiles, criticones,
recelosos, mezquinos, estúpidos.
Algunos, por una
prolongada y habitual aquiescencia, se han fortalecido mucho.
Observe a una persona:
de súbito pierde fuerza, se debilita, se vuelve negativa, se siente extraviada,
etc. ¿Qué ha sucedido?
Algún "Yo"
está devorando a esa persona.
Nuestra vida interior es
mucho más peligrosa que nuestra vida exterior con todos sus riesgos.
Ahora es preciso que
comprendan, todos ustedes, que la doctrina de los "Yoes" no los
descarga de su responsabilidad.
Sólo un insensato puede
imaginar tal cosa.
Rechazar o escoger los
"Yoes" es algo muy real.
Estar acompañado de
"Yoes" equivocados es algo que hace sufrir, un verdadero sufrimiento.
Este es un sufrimiento
útil.
Es preciso aprender a
odiar los "Yoes" en uno mismo.
De otro modo el trabajo se
hace trivial, una buena excusa para hacer lo que a uno le da la gana.
Hay momentos en que el trabajo
apremia.
Luego pasa por un
tiempo.
Pero si nunca lo
apremia, tenga la seguridad de que no está dispuesto a ponerse en contacto con
usted.
El año pasado alguien
que no está aquí en este momento me contó un sueño.
Esa persona soñó que
todos sus tíos, y tías, su madre, su padre, sus hermanas, hermanos, lo estaban
rodeando.
Estaba en cama,
agonizando y casi muerto.
Todas esas personas
estaban vestidas de negro.
Yo entré en la
habitación, muy delgado y enfermo y pálido y me fui de prisa sin echarle
siquiera una mirada.
Pues bien, ésta es una
imagen-parábola emocional del estado interior de dicha persona.
Todos los
"Yoes" adquiridos la rodean.
Está muriéndose.
El trabajo entra, pero
en una forma lastimosa, y sale de prisa.
Quizás esto les haga ver
por qué esa persona murió para todo lo que se relaciona con el trabajo.
No gozaba del libre
poder de elección.
En cierto modo veía el trabajo,
pero sus "Yoes" eran demasiado fuertes.
Recuerden que el trabajo
en un hombre es tan fuerte como éste lo permita.
Es una cuestión de
valoración.
Maurice Nicoll
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