viernes, 30 de enero de 2015

SENTIRSE INSULTADO

SENTIRSE INSULTADO


Cuando siente que alguien no se ha comportado bien con usted, siente que no han estimado su valor.

Por ejemplo, sentirse insultado es sentir que no estiman su valor.

Así una persona suele decir a menudo cuando la in­sultan:

"¿Por quién me toma usted?", o alguna cosa parecida.

Esto signi­fica que una persona posee cierta valoración de sí misma, por eso dice:

"¿Por quién me toma usted?", queriendo decir que si la otra persona lo supiera no se atrevería a comportarse como lo hace.

Desde luego, si no se ha forja­do la imagen de sí mismo de poseer mucho valor, no le harán perder fácil­mente los estribos.

Si tiene una alta opinión de sí, es natural que le sea más fácil sentir que los otros no estiman su valor.

Así le será más fácil con­siderar internamente.

Hasta se da el caso que una persona se preocupe tanto por la idea del trato que le dan los otros o por sospechar que se burlan de ella que se pasa toda la vida haciendo consideraciones internas.

O asimismo, algunas personas se creen superiores a las otras a causa de sus sufrimientos.

Se apegan a sus sufrimientos y llegan a considerarse merecedoras de una valoración especial porque padecen toda clase de penurias, miserias y sufri­mientos.

Se ofenden si otra persona habla de sus propios sufrimientos.

Sien­ten que la otra persona no les muestra bastante consideración y así dan prueba de egoísmo.

Les cuesta entender que los otros tienen también sus sufrimientos.

Tampoco entienden que ver el egoísmo en los otros es ver el reflejo del propio egoísmo, porque cuanto más se exige de los otros, más egoís­tas nos parecen.

¿Qué es lo que causa la consideración interna?

Planteemos la cuestión:

"¿En qué punto o cuándo empieza a hacer cargos?"

Empieza a hacerlos cuando siente que no lo estiman, cuando se siente menospreciado.

El mozo no viene cuando lo llama.

El empleado del negocio sirve primero a otra per­sona.

La gente no se fija en usted en la calle o, digamos, no le presta la suficiente atención.

O una persona persiste en ignorarlo; o tal vez oye lo que alguien dice de usted: esto es casi siempre desagradable.

Hay mil y un ejemplos posibles, más o menos de peso.

Los incidentes nimios suelen moles­tarnos —el mozo, el empleado del negocio—.

Estos dan lugar a pequeños cargos y suelen convertirse en hábitos.

Pero poseemos toda suerte de cargos de muy antigua data contra los otros, algunos almacenados en el pasado, infortunadamente.

Todos tienen su origen en la misteriosa cuestión de la propia valoración de sí.

Una persona, que se ha observado a sí misma, suele exclamar:

"¿Qué es esa cosa en mí que se ofende en este momento y que ya ha empezado a hacer cargos?

Mire, puedo observarla cómo obra en mí recogiendo materiales y recordando cosas desagradables y buscando palabras y frases para usarlas contra la otra persona para que ésta se sienta subestimada —de hecho, para que comprenda que es un desecho—.

¿Es acaso una ima­gen de mí mismo?

¿Es el 'yo' imaginario o “yo” fantasía?

¿Es la falsa personalidad?

¿O en qué se fundamenta todo esto?"

Respondemos que todo esto se funda­menta en el identificarse consigo mismo.

Todas las formas de consideración interna, de las cuales una de ellas es hacer cargos contra otra persona, perte­necen al identificarse.

El Trabajo nos dice de estudiar la identificación hasta sus raíces mismas.

El hombre se ofende únicamente cuando se identifica con­sigo mismo.

Y el Trabajo dice asimismo que un estudio de la identificación debe comenzar con el estudio cuando está usted identificado consigo mismo.

Es allí donde se puede perturbarlo, herirlo, ofenderlo, insultarlo, etc.

El estar identificado consigo mismo viene primero, el perturbarse y ofenderse segun­do, el hacer cargos internos tercero.

Maurice Nicoll





martes, 27 de enero de 2015

LA MENTIRA ACERCA DE SI

LA MENTIRA ACERCA DE SI

“¿CUÁL ES EL PRINCIPAL OBSTÁCULO EN EL DEARROLLO DE LA CONSCIENCIA?”

“Hay un claro obstáculo, una razón clara de porqué no podemos tener la consciencia como somos.

Este principal obstáculo en el camino del desarrollo de la consciencia es la mentira.

No sabemos lo que significa mentir porque jamás estudiamos esta cuestión seriamente.

Empero, la psicología de la mentira es realmente la parte más importante del estudio del ser humano.

Si el hombre pudiese describirse como un tipo zoológico, se lo describiría como un animal mentiroso.

Desecharé toda mentira externa y tomaré sólo la mentira del hombre para consigo mismo acerca de sí.

Esta es la razón de por qué nos hallamos en el estado en que ahora estamos, y por qué no llegamos a un estado de la consciencia mejor, superior, más poderoso y más efectivo.

Según el sistema que estamos estudiando ahora no podemos conocer la verdad porque la verdad sólo puede alcanzarse en la consciencia objetiva.

De modo que no podemos definir qué es la verdad; pero si la encaramos como que la mentira es lo opuesto a la verdad, podemos definir la mentira.

La mentira más grave es cuando sabemos perfectamente bien que no conocemos ni podemos conocer la verdad acerca de las cosas y sin embargo, jamás actuamos de conformidad.

Pensamos y actuamos siempre como si conociéramos la verdad.

ESTO ES MENTIR.

CUANDO SÉ QUE NO CONOZCO ALGO Y AL MISMO TIEMPO DIGO QUE CONOZCO Y ACTÚO COMO SI LO CONOCIESE, ESO ES MENTIR.

Por ejemplo, no sabemos nada sobre nosotros mismos y realmente sabemos que no sabemos nada y sin embargo jamás reconocemos o admitimos el hecho; nunca lo confesamos siquiera a nosotros mismos; actuamos, pensamos y hablamos como si supiéramos quiénes somos.

Este es el origen, el comienzo de la mentira.

Cuando entendemos esto y seguimos esta línea, y cuando tratamos de conectar esta idea con todo lo que pensamos, con todo lo que decimos, con todo lo que hacemos, empezamos a eliminar los obstáculos que yacen en el camino hacia la consciencia.

Pero la psicología de la mentira es mucho más difícil de lo que pensamos, porque hay muchas clases diferentes de mentira y muchas formas sutilísimas, difíciles de descubrir en nosotros mismos.

En los otros, las vemos comparativamente con facilidad, pero no en nosotros mismos”.

Ouspensky


domingo, 25 de enero de 2015

ENVIDIA

ENVIDIA
Por: Maurice Nicoll

Hablaremos hoy de las diferentes clases de emociones negativas.

Se ha dicho varias veces que el objeto del Trabajo es despertar el Centro Emocional.

También se ha dicho que, debido a que el Centro Emocional no trabaja propiamente, no nos da verdaderas emociones.

Está sobrecargado por haber imitado las emociones negativas de los otros y por las que surgen de la Falsa Personalidad.

El Sr. Ouspensky dijo hace algunos años:

"No conocemos las verdaderas emociones.

Nuestro Centro Emocional está alimentado con papel moneda, novelas, filmes, etc.".

Debido en especial al trabajo realizado por Ouspensky en conexión con la enseñanza recibida de Gurdjeff, se le dio tanta importancia al estudio de la parte negativa del Centro Emocional.

En otras palabras, debido al trabajo que efectuó sobre esta parte del sistema, el estudio de las emociones negativas paso a ocupar un lugar de privilegio.

Ahora bien, Gurdjeff enseñó que la maquina humana es capaz de realizar grandes experiencias, mucho más allá de las que conocemos corrientemente.

Si todos los centros estuvieran despiertos y realizaran un trabajo correcto, de cierto no nos reconoceríamos.

Tal como somos, llevamos una vida endeble y carente de sentido día tras día, porque nuestro aparato para la vida está en tan mal estado.

Ouspensky hizo hincapié sobre el hecho que esta situación se debía al mal estado de nuestro Centro Emocional.

Esta anegado por diversas clases de emociones negativas.

Por esta razón interesa escoger de la antigua literatura esotérica algunas de las cosas que fueron escritas acerca de las emociones negativas y descubrir qué emociones negativas fueron especialmente mencionadas por la necesidad de trabajar contra ellas, de modo que el Centro Emocional pudiera ser purificado.

Es preciso comprender ante todo que la purificación del Centro Emocional tiene que ver con las Emociones Negativas.

No hay que mezclar la idea de la pureza del Centro Emocional con la pureza tal como se la entiende en el sentido moral.

La gente cree que las emociones impuras siempre se refieren a los pensamientos sexuales y que las emociones puras consisten en nunca tener esos pensamientos.

Ahora bien, antes de citar algunos párrafos de Ouspensky diré que una de las emociones más impuras es LA ENVIDIA.

Volveremos en breve a este punto.

El Sr. Ouspensky dice (en Tertiun Organum):

"Existe una división da la emoción en pura e impura.

Todos los sabemos, todos empleamos esas palabras, pero no comprendemos gran cosa de lo que significan.

En rigor, ¿qué significan 'puro' o 'impuro' con referencia al sentimiento? ...

Solo el análisis de las emociones desde el punto de vista del conocimiento puede darnos una clave de ello...

Las emociones impuras nos dan un conocimiento OSCURO, no puro, así como un cristal impuro nos da una imagen confusa.

La emoción pura da una imagen CLARA, pura de aquello para cuyo conocimiento se la destinó.

Esta es la única decisión posible de la cuestión.

Llegar a esa conclusión nos salva del común error de los moralistas que dividen arbitrariamente todas las emociones en 'morales' e 'inmorales'.

Pero si intentamos un instante separar las emociones de sus acostumbrados marcos morales, vemos entonces que la cuestión es considerablemente más sencilla, que las emociones no son puras por su naturaleza, ni tampoco que son impuras por su naturaleza, sino que cada emoción será pura o impura segun se le incorpore o no otras emociones.

Puede haber una SENSUALIDAD PURA, la sensualidad del Cantar de los Cantares, que nos inicia en la sensación de la vida cósmica y nos da el poder de oír latir el pulso de la naturaleza.

Y puede haber una sensualidad impura mezclada con otras emociones malas o buenas desde un punto de vista moral pero que convierten igualmente en fango el sentimiento fundamental.

Puede haber SIMPATÍA PURA, y puede haber simpatía mezclada con cálculo para recibir algo en cambio de nuestra simpatía.

Puede haber puro amor al conocimiento, sed de conocimiento en la que las consideraciones de utilidad o de provecho asumen la principal importancia".

Todas las emociones negativas son impuras en el sentido del Trabajo.

Deforman.

Todos nosotros deberíamos saber ya lo que significa llegar a ser negativo.

Se lo conoce por el sabor interior.

De repente uno se siente por completo diferente.

¿Por qué se siente uno de súbito por completo diferente?

Me refiero desde luego a aquellos que gozan de alguna observación de si interna.

Tales personas saben que les ha sucedido algo dentro de sí.

¿Qué les ha sucedido?

De pronto se han vuelto negativas.

Hemos hablado recientemente sobre este particular, creo que en el último comentario, refiriéndonos a un hombre que se levanta de la mesa por haber sido llamado por teléfono y vuelve a sentarse completamente cambiado.

Lo importante es que basta un pensamiento desagradable al que se le permite tener poder sobre uno puede hacer que en las más placenteras circunstancias se vuelva uno negativo por haberse identificado con dicho pensamiento.

Todo, por así decir, cae en uno.

Ahora bien, si una persona esta tan indefensa interiormente pese al amparo del Trabajo, si es a tal punto una función de vida, si toda mi vida interior depende de los sucesos externos y del modo en que es tratada por la gente, entonces en verdad dicha persona carece de individualidad.

Nada tiene en sí misma que pueda mantenerla apartada de la vida externa y de la forma en que esta se comporta hacia ella —nada tiene en ella con lo cual resistir a la vida.

Ahora bien, si tuviera en ella al Yo Real —esto es, si llegara a ser consciente, y el Yo Real fuera el Amo en ella— lo que sucede en la vida externa poco podría afectarla, porque tendría en sí misma su centro de gravedad.

Sabemos que cuando somos negativos vemos todo de una cierta manera, desde cierto ángulo, digamos, como dominados por EL RECELO.

Sabemos que nos ata como un hechizo, que no podemos creer lo que recordamos vagamente haber creído poco antes, como si todo hubiera sufrido de pronto una inversión.

Esta brujería, este poder que ata como un hechizo y pertenece a las emociones negativas, no puede ser detenido al instante.

Es preciso empezar con las emociones negativas más ligeras y separarse de ellas —NO DEJARSE LLEVAR POR ELLAS.

Puesto que en nosotros mismos no tenemos un verdadero centro de gravedad y puesto que nuestra denominada vida consciente es una manifestación del desplazamiento de diferentes "Yoes", hemos de comprender hasta qué punto es preciso mantenerse despierto para poder trabajar sobre el Centro Emocional, EN ESPECIAL CUANDO SE TIENE ALGÚN PLACER EN SER NEGATIVO.

Si se pudiera eliminar todas las emociones negativas de la mayoría de la gente, no les quedaría fuente alguna de “felicidad”

El Trabajo dice que debemos renunciar al sufrimiento inútil —esto es, nuestras emociones negativas.

¿Y ha renunciado usted a toda huella de ellas?

Las emociones negativas son causa de nuestro sufrimiento y con todo las gozamos.

Ahora bien, hacer una lista de las emociones negativas nos ayuda a observarlas.

Es lo que hay que hacer.

Mencionare tan solo unas pocas.

Mencionare LA ENVIDIA.

Interesa tratar de definir que es la Envidia.

Jenofonte, hablando de Sócrates, dijo que "considerando lo que es la Envidia, decidió que era algún desasosiego, no como el que surge por el mal éxito de los amigos, ni tampoco el que se siente por el buen éxito de los enemigos, pero solo dijo que eran envidiosos los que se sentían FASTIDIADOS POR EL BUEN ÉXITO DE SUS AMIGOS".

Recordaran que hemos citado recientemente el parecer de Píndaro sobre la Envidia, phthónos, "la peor de todas las bajezas que deforman al Hombre", siendo el deseo de despreciar la excelencia la parte más mezquina de su naturaleza.

Bacón, en su Historia Natural dice:

"La Envidia emite algún espíritu maligno y ponzoñoso que se apodera del espíritu de otro y es asimismo de mayor fuerza cuando la hechura del ojo es oblicua", lo cual está de acuerdo con lo que dice el Eclesiástico: "El hombre envidioso tiene el ojo malvado (XIV. 8-10). (Es interesante destacar que el origen latino de la palabra, "envidia", significa literalmente "una mirada de mala voluntad".)

Pablo habla de otras emociones negativas, tal como las enemistades, las peleas, los celos, la ira, etc., pero la impetración final a los Gálatas es:

"No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos una a otros, envidiándonos unos a otros", (Y. 26).

Asimismo, en el Antiguo Testamento, en Proverbios, el mayor poder es atribuido a la envidia:

"Cruel es la ira, e impetuoso el furor; más ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?",
(XXVII.4.5)


Maurice Nicoll

DEBEMOS MODIFICAR LOS HABITOS

DEBEMOS MODIFICAR LOS HÁBITOS
Por: samael aun weor

Desgraciadamente vivimos diariamente una vida mecanicista, rutinaria, absurda. Repetimos sucesos, nuestros hábitos son los mismos, nunca hemos querido modificarlos, son el carril mecánico por donde circula el tren de nuestra miserable existencia, empero, pensamos de nosotros lo mejor...

Lo curioso del caso es que jamás se nos ocurre modificar los hábitos, parece que no nos cansamos de estar repitiendo siempre lo mismo.

Los hábitos nos tienen petrificados, más pensamos que somos libres; somos espantosamente feos pero nos creemos Apolos...

Somos gente mecánica, motivo más que suficiente como para carecer de todo sentimiento verdadero de lo que se está haciendo en la vida.

Samael Aun Weor


SACRIFICAR UN AGRAVIO


SACRIFICAR UN AGRAVIO
Por: Ouspensky

P. ¿Cómo se puede sacrificar un agravio? ¿Uno rehúsa pensar que está sufriendo?

R. Usted rehúsa aceptar su sufrimiento, y detiene su sufrimiento.

Es muy simple.

Suponga que tiene un agravio, que usted está herido, u ofendido, o algo. Trate de sacrificar este agravio y verá cuán APEGADO está a éste.

En realidad, es un sentimiento muy agradable cuando uno piensa: "No tengo nada de qué preocuparme. NADIE ES CULPABLE".

Pero a la gente le disgusta esto, porque lo siente como un vacío.

ouspensky




LA MOLESTIA

LA MOLESTIA
POR: OUSPENSKKY

P. ¿Hay un modo de impedir expresar la molestia? ¡Pierdo tanta energía en eso!

R. Y expresándola, puede crear la causa de otra molestia.

Trate de atraparse en eso.

Cuando exprese molestia, trate de ver que no lo hace porque se de cuenta de que no puede remediarlo sino porque se engaña pensando que lo hace adrede; desea cambiar las cosas, la gente no debe hacer esto y a usted le molesta, etc.

Pero después de expresarla, puede ser peor, aquélla puede molestarle aún más.

Es enteramente inútil producir malos resultados.

Si usted piensa sobre este mal resultado, tal vez encuentre la energía para no expresar su molestia, y entonces puede desaparecer la causa, porque lo que le molestó antes, le haría reír.

A menudo pensamos que expresamos las emociones negativas no porque no podamos impedirlo sino porque debemos expresarlas.

En esto hay siempre algo deliberado.

ouspensky


LA VENGANZA

LA VENGANZA
Por: Maurice Nicoll  

VENGANZA Y CANCELACIÓN

Todos sabemos que el "insulto" despierta la sed de venganza y no se preocupa en absoluto por la cancelación.

Porque, debido a ello, cancelar es matar al otro y no ver la misma cosa en uno mismo.

Cuando se tiene sed de venganza, se está dominado por los "Yo" malvados.

Nos sugieren esto y aquello.

Si se los vigila, se llega a conocer algo de lo que está en uno.

Pero si no se lo hace, nos identificaremos con ellos.

Es mucho más fácil identificarse.

Un punto de vista limitado, procura mucho más satisfacción.

La venganza es dulce.

El Trabajo Psicológico Práctico no lo es.

Ir en contra de uno mismo nunca es dulce.

Cuando una persona se identifica de esa manera en lugar de separarse, cada uno de esos "Yo" le sugerirá que diga esto o aquello, que escriba o se comporte de esta o de otra manera.

Pero a dicha persona le parecerá que es ELLA MISMA la que piensa todo esto.

Le parecerá como si: "Pienso que diré o escribiré esto.

Pienso que escribiré aquello", o "Pienso que haré esto.

No, pienso que haré aquello".

Lo que le sucede es que ciertos "Yo"' que viven en la parte negativa de los centros se han apoderado de ella.

Simplemente, les permitió que se apoderen de ella.

Está dormida y gozando de emociones negativas.

Recorre así la parte baja de la gran ciudad de sí misma.

Ya está en las manos de gente muy desagradable.

Esos "Yo" son inescrupulosos y malvados.

Pero dicha persona no los ve.

Por medio de un ardid —y qué ardid— son al parecer ella —su pensar y su sentir—.

Los toma por ella, así le infunden sus pensamientos y sentimientos.

Se identifica con ellos.

Les dice "Yo" a ellos.

A cualquier cosa que le diga "Yo", la toma como si fuese ella y con eso está identificada.

Hace de esa cosa algo igual a ella.

Este es el identificarse.

El proceso no es deliberado.

Sucede automática e instantáneamente.

Tiene que suceder automática e instantáneamente a toda persona que toma lo que ocurre dentro de ella como si fuese ella misma.

Este misterio no se entiende.

Hace poco lo llamé un ardid.

La mayoría de las gentes no lo ven.

Algunas personas nunca llegan a verlo.

Si una persona empieza a verlo, descubre para sorpresa suya que es un ardid.

Es por cierto un ardid.

Es uno de los diversos ardides muy sencillos y muy exitosos que mantienen el misterio central de que el Hombre está dormido pero que puede despertar, y sin embargo no se da cuenta de ello.


Pues bien, estando ya, mediante el identificarse, en las manos de algunos "Yo" pertenecientes a las calles menos deseables de la ciudad psicológica de usted, si continúa identificándose, como la tonta y ciega oveja que se es con respecto a lo que ocurre dentro de uno, caerá en manos de una multitud de "Yo" aún más groseros y rudos y malvados.

No reparan en la calumnia, en incriminar a los otros y hacer uso de la violencia.

Ellos, a su vez, pueden entregarlo a los "Yo" más bajos, asesinos y malvados.

Todo esto puede y suele resultar del desenfrenado identificarse con los "Yo" negativos cuando se busca el desquite y la venganza.

Ahora bien, sólo desean una cosa.

Esos "Yo" desean dominarlo a usted y extraerle su fuerza.
Emplean como método el identificarse con ellos, de modo que su conciencia ya no puede distinguir entre usted y ellos.

Pero le recordará aquí que se la pueda adiestrar para que lo logre.

El Trabajo desea que lo haga para que no siga perdiendo la pequeña parte de conciencia que posee.

Ahora bien, el identificarse con un "Yo" es lo mismo que si un hombre de la calle se convirtiese de súbito en usted.

Es como si ese hombre hubiese desaparecido en usted, y usted no se hubiera dado cuenta de nada.

Desde luego, esto sólo puede suceder si usted es inconsciente de todo cuanto ocurre en sí mismo.

El único remedio es dejar penetrar un rayo de luz de conciencia en uno mismo.

Esto significa que es preciso observarse a sí mismo —y observarse significa ver las cosas en uno mismo y ver eventualmente que muchos "Yo" diferentes viven en uno y usan nuestro nombre y voz—.

Llegar a esta etapa de autoobservación se asemeja a ver muchas personas diferentes en la calle donde parecía que uno estaba solo.

Ahora bien, nuestros vínculos con el mundo externo son tales que cuando vemos una persona en la calle no la tomamos como si fuese uno mismo.

No decimos: "Yo soy esa persona, esa persona es mí".

Ni tampoco dicha persona puede acercarse y decir:

"Usted es mí y yo soy usted".

Tal conducta sería embarazosa.

Por cierto, nos enfureceríamos ante tal intento de posesión.

No obstante, el vínculo que mantenemos con el mundo interno de uno mismo es tal que esto sucede continuamente y no nos embaraza ni nos trastorna en lo mínimo.

El ardid obra bella, silenciosa y prácticamente, y nadie se da cuenta de ello.

En este momento está en uso en todo el mundo.

El Trabajo trata que nos demos cuenta de ello, de abrir nuestra comprensión.

Pero hasta con la ayuda del trabajo y todo lo que enseña las gentes siguen sin darse cuenta del ardid.

Claro está, si ya estamos poseídos interiormente por aquel estado de conciencia llamado Percepción dé Sí que el Trabajo nos recomienda firmemente de lograr para nuestro bien, percibiremos en seguida que tratan de engañamos cuando algún "Yo" se nos acerca internamente y dice: "Usted es mí y yo soy usted", y luego intenta desaparecer dentro de nosotros.

Nos daríamos cuenta tanto de la aproximación del "Yo" y de su intención de dominamos convirtiéndonos en él, como el príncipe de los cuentos de hadas que se convierte en una rana o Circe que convierte a los marineros de Ulises en cerdos.

Pero esta clase de magia se sigue haciendo y en todo momento la gente es convertida en lo que no es.

De seguro la isla de Circe es este mundo.

Ahora bien, como a Ulises nos fue dado un remedio desde lo alto, un contra-hechizo divino.

Es el Tercer Estado de Conciencia.

Es el Recuerdo de Sí, la Percepción de Sí y la Conciencia de Sí.

Sin embargo, no utilizamos este remedio porque no vemos la necesidad de hacerlo.

El Trabajo no es actual ni lo bastante serio para nosotros y no vemos claramente lo que nos está sucediendo.

Tenemos dentro de nosotros una cantidad de topes que suavizan las cosas.

En cuanto al Trabajo, solemos estar en un estado de ofuscamiento, de confusión y de perplejidad, día tras día.

Vamos a la deriva.

No vemos, por ejemplo, que en realidad nos domina una mayoría de "Yo" que es hostil o indiferente al Trabajo, y a toda la enseñanza del esoterismo —que nos dominan varios "Yo" a los cuales sólo alguna clase de amor propio en nosotros les impide seguir su curso lógico, o que se esconden con tanta inteligencia que no comprendemos conscientemente el verdadero peligro de nuestra situación interior.

Tenemos "Yo" que son antagónicos al Trabajo como también lo son realmente en la vida algunas personas intransigentes y mezquinas.

Tales "Yo" pueden emponzoñarnos tranquilamente.

Se pueden ocultar tras un retrato de virtud.

Si algún "Yo" lo hace, tengan la seguridad 'que es secretamente nuestro enemigo.

Poco sospechamos cuántos "Yo" son nuestros enemigos y sólo desean retener su poder sobre nosotros.

Ahora bien, la necesidad del Recuerdo de Sí se asemeja a llevar en las manos una copa de vino llena hasta el borde.

Por eso es necesario entre otras cosas notar cuando uno está andando dentro de sí mismo.

En los barrios de mala fama se corre por cierto el peligro de que le hagan caer la copa de las manos.

Por lo tanto, se estará bajo la pura necesidad de encararse con el "insulto" de una manera que no sea la del desquite mecánico y de la venganza ni la de sólo sentirse ofendido.

Porque todas estas cosas nos hacen negativos y nos llevan a los barrios bajos.

Así se pierde la oportunidad de trabajar sobre sí y se derrama una parte del vino a no ser que se encuentre la manera de entenderse consigo mismo.

Es aquí donde interviene la cancelación.

Este caso es diferente para quienes no han alcanzado aún la necesidad del Recuerdo de Sí.

Aun no llevan copa alguna.

No son los que llevan la copa.

Tratan de recordarse a si mismos ocasionalmente cuando gozan de tiempo y no tienen nada importante que hacer.

Maurice Nicoll.