martes, 20 de octubre de 2015

EL DOLOR DE UN INSULTO

GNOSIS
EL DOLOR DE UN INSULTO
Por: samael aun weor

Por ejemplo, un insultador.

¿Qué provoca un insultador?

Pues el deseo de venganza inmediata.

¿Por qué? Por las palabras dichas.

Pero si uno no se identifica con los Yoes de la venganza, es claro que no contestaríamos al insulto con el insulto.

Pero si uno se identifica con los Yoes de la venganza, éstos lo relacionan a uno a su vez con otros Yoes más perversos, y termina uno en manos de Yoes terriblemente perversos haciendo disparates.

Porque así como existe fuera de nosotros una ciudad (por ejemplo, la ciudad de México, o cualquier ciudad del mundo donde uno viva), así también, dentro de uno mismo hay una ciudad psicológica; eso es claro.

Así como en la ciudad ésta de la vida urbana, común y corriente, hay gentes de toda clase: Colonias de gentes buenas, colonias de gentes malas, así también sucede con la Ciudad Interior, con la Ciudad Psicológica; en esa Ciudad Psicológica viven muchas gentes, muchas gentes (nuestros propios Yoes son esas gentes que viven allí) y hay colonias de gentes decididamente perversas; y hay colonias de gentes medias y hay colonias de gentes más o menos selectas (nuestra propia Ciudad Psicológica es eso).

Si uno se identifica, por ejemplo, con un Yo de venganza, éste a su vez lo relaciona a uno con otros Yoes de barrios muy bajos, donde viven asesinos, ladrones, etc., y al relacionarse con esos, ellos a su vez llegan y lo controlan a uno, le controlan el cerebro y resultan haciendo barbaridad y media, y va uno a parar, por último, a la cárcel...

Pero, ¿cómo evitar, entonces, caer uno en semejantes absurdos?

Pues, no identificándose con el insultador, no identificándose...

Hay Yoes dentro de uno mismo que le dictan lo que debe hacer y le dicen: “Contesta, véngate, sácate el clavo, desquítate!”...

Si uno se identifica con ellos, termina haciéndolo: Contestando, pues, al insultador; termina uno vengándose, desquitándose, etc.
Pero si uno no se identifica con el Yo que le está dictando que haga semejante tontería, pues, entonces no hace eso.

En todo caso, el Insultador deja, dijéramos, en el fondo del insultado, o del ofendido, deja el dolor.

Lo interesante sería que el ofendido pudiera sacrificar ese dolor; y puede sacrificarlo a través de la meditación.

¿Cómo se sacrifica el dolor que deja un insultador?

Comprender que el insultador es una máquina que está controlada por determinado Yo insultante, y que lo ha insultado un Yo.

Comprender también que uno es una máquina y que dentro tiene Yoes de insulto.

Entonces, si uno compara y dice: “Aquél me insulta, pero yo dentro de mí también tengo muchos Yoes del insulto; pues no tengo yo por qué condenar aquél, puesto que yo cargo lo mismo que aquél; Y si yo cargo dentro de mí también Yoes del insulto, pues no tengo por qué condenarlo...

Además, ¿qué es lo que se ha herido en mí?
Posiblemente el amor propio, posiblemente el orgullo.

Pero antes tengo que descubrir si fue el amor propio, o si fue el orgullo, o qué”...

Cuando uno ha descubierto quién fue el que se hirió, pues si fue el orgullo, pues a DESINTEGRAR el orgullo; si fue el amor propio, pues a desintegrar el amor propio.

Esto da como resultado, que al desintegrar eso, queda libre del dolor, ha sacrificado el dolor y en su reemplazo ha nacido una virtud: La de la serenidad (ha despertado aún más)...

Hay que tener en cuenta entonces esto y aprender a sacrificar el dolor.

La gente es capaz de sacrificarlo todo, menos el dolor: Quieren mucho sus propios sufrimientos, los idolatran; he ahí el error.

Aprender a sacrificar uno sus mismos dolores, es lo interesante para poder despertar conciencia.

Claro, no es cosa fácil, el trabajo es duro; ir contra uno mismo es algo muy duro, no es muy dulce.

Pero sí vale la pena irse uno contra sí mismo, por el resultado que se va a obtener: El despertar...

¿Por qué se termina el dolor?

Porque se ha sacrificado y eso trae un aumento de Conciencia, porque aquellas energías que estaban involucradas en el dolor, quedan liberadas; trae no solamente la paz del corazón tranquilo, sino que además trae un aumento de Conciencia, un acrecentamiento de la Conciencia; eso se llama “sacrificar el dolor”.

Pero la gente es capaz de todo, menos de sacrificar sus dolores, quiere mucho sus dolores; y resulta que los máximos dolores son los que brindan a uno las mejores oportunidades para el despertar, para el despertar de la Conciencia... Pero hay que aprender a sacrificar el dolor.

samael aun weor


EL DOLOR DE LOS CELOS

GNOSIS
Por: samael aun weor
EL DOLOR DE LOS CELOS

¿Cómo se sacrifica el dolor?

Voy a decirles a ustedes una gran verdad: el dolor solamente SE SACRIFICA AUTOEXPLORÁNDOLO Y HACIÉNDOLE LA DISECCIÓN.

Tengamos un caso concreto: Pongamos que un hombre, de pronto, encuentra a su mujer platicando muy quedito, por ahí en un cuarto, con otro hombre.

Realmente, esto puede provocarle ciertos celos.

Ahora, si encuentra a la mujer ya “demasiado quedito”, en demasiada intimidad con un sujeto X-X, puede haber un estallido de celos. Acompañado de un gran disgusto; tal vez hasta una riña con el otro hombre, en fin, por celos...

Esto produce un dolor espantoso al marido, al marido ofendido.

Que hasta puede dar origen a un divorcio; un dolor moral horripilante...

Sin embargo, aunque platicaba muy quedito, no estaba haciendo nada malo; pero la mente puede hacer muchas conjeturas y aunque la mujer niegue, niegue, la mente tiene muchos ardides, muchos recovecos, en los que se forman, realmente, muchas conjeturas...

¿Qué hacer para salvarse de ese dolor, cómo aprovecharlo?

¿Cómo renunciar al dolor que le ha producido eso?

Hay una forma de resolverlo y de sacrificar ese dolor.

¿Cuál?

La auto reflexión evidente del ser, la autoexploración de sí mismo.

¿Están seguros ustedes, por ejemplo, de que ustedes nunca han tenido relación con otra mujer?

¿Se está seguro de que jamás se ha acostado uno a dormir con otra fémina?

¿Se está seguro de que jamás uno ha sido adúltero, ni esta ni en pasadas reencarnaciones?

Porque todos, en el pasado, fuimos adúlteros y fornicarios, eso es obvio.

Si uno llega a la conclusión, pues, de que uno también fue fornicario y adúltero, entonces ¿con qué autoridad está juzgando a la mujer?

¿Por qué lo hace?

Al juzgarla, lo hace sin autoridad.

Y ya JESÚS, EL CRISTO, en la parábola de la mujer adúltera (aquélla mujer de los Evangelios Crísticos), exclamó: “¡El que se sienta libre de pecado, que arroje la primera piedra!”

Nadie la arrojó, ni el mismo Jesús se atrevió a arrojarla...

Le dijo: “¿Mujer, donde están los que te acusaban?

Ni yo mismo te acuso; vete y no peques más”...

Ni Él mismo, que era tan perfecto, se atrevió...  

Ahora, ¿nosotros con qué autoridad lo haríamos?

Entonces, ¿quién es el que nos está provocando el sufrimiento, el supremo dolor?

¿No es acaso el demonio de los celos?

¡Obviamente!

¿Qué otro demonio?

El Yo del amor propio, que ha sido herido mortalmente.

El Yo del Amor propio es egoísta en un ciento por ciento...

¿Y qué otro?

El Yo, dijéramos, de la auto importancia (se siente muy importante; se dirá: “Yo, señor don fulano del tal, ¿y que esta mujer venga aquí, con esa clase de conducta?”)

¡Vean qué orgullo tan terrible el del señor de la auto importancia!

O aquél otro de la intolerancia que dice: “¡Fuera, adúltera; te condeno, malvada; yo soy virtuoso, intachable!”

He ahí pues, el delito dentro de uno mismo; ese tipo de Yoes son los que vienen a producir el dolor...

Cuando uno ha llegado a la conclusión de que son esos Yoes son los que le han producido el dolor, entonces se concentra en la Madre Divina Kundalini y ella desintegra esos Yoes; al quedar desintegrados ya, el dolor termina.

Al terminar el dolor, queda la Conciencia libre; entonces, mediante el sacrificio del dolor se ha aumentado la Conciencia, y se ha adquirido fortaleza..., mediante el sacrificio del dolor...

Ahora, supongamos que no fueron simples celos, sino que fue más lejos, que sí hubo adulterio de verdad, verdad; entonces tendrá que venir el divorcio, porque eso lo autoriza la Ley Divina.

En ese caso, también puede decirse con absoluta seguridad, que se puede sacrificar también ese dolor y decir: “Bueno, ya adulteró; ¿yo estoy seguro de no haber adulterado jamás?

Claro está que no.

Entonces, ¿por qué condeno?

No tengo derecho a condenar a nadie, porque el que se sienta libre de pecado, que arroje la primera piedra...

Entonces, ¿quién es el que me está proporcionando el dolor?

Los Yoes de la intolerancia, de la auto importancia, de los celos, del amor propio, etc.”...

Entonces, si llegó a la conclusión de que son esos los que le están ocasionando el dolor, entonces, a trabajar para desintegrarlos y el dolor desaparece, queda eliminado.

samael aun weor


lunes, 19 de octubre de 2015

EL MAL GENIO

EL MAL GENIO
Por: Ouspensky

P. El otro día yo pude ver cómo me encolerizaba cuando hablaba con alguien, pero no pude detener eso. ¿Cómo puedo controlar mi mal genio?

R. Este es un ejemplo de mecanicidad.

No podrá controlar su mal genio cuando éste ya empezó a aparecer; entonces es demasiado tarde.

LA LUCHA………

La lucha debe empezar en su mente; usted debe encontrar su modo de pensar correctamente sobre una dificultad definida.

Suponga que tiene que encontrarse con cierto hombre que le irrita.

Su temperamento se pone de manifiesto; a usted eso no le agrada.

¿Cómo podrá detenerlo?

Deberá empezar con el estudio de su pensar.

¿Qué piensa sobre este hombre? —no lo que piensa cuando está irritado, sino lo que piensa de él en los momentos de sosiego.

Puede descubrir que, en su mente, usted discute con él; le demuestra que está equivocado; le dice todos sus errores; descubre que, generalmente, él se conduce incorrectamente para con usted.

Es aquí donde usted se equivoca.

Debe aprender a pensar correctamente.

Entonces, si lo hace, sucederá algo así: aunque la emoción es mucho más veloz que el pensamiento, la emoción es una cosa temporaria, pero al pensamiento puede hacérselo continuo; de modo que siempre que salta la emoción, golpea contra este pensamiento continuo y no puede seguir ni manifestarse.

Por tanto, usted puede luchar con la expresión de las emociones negativas, como en este ejemplo, sólo creando un pensamiento correcto continuo.

¿Qué es el pensamiento correcto?

Es imposible explicar en pocas palabras qué es el pensamiento correcto; es necesario estudiarlo.

Si recuerda lo que dije sobre las partes de los centros, usted llegará a eso, porque en la mayoría de los casos y en la mayoría de las condiciones de la vida corriente, las personas piensan solamente con la parte exterior o mecánica del centro intelectual, que es el aparato formativo.

Esto no es suficiente.

Es necesario usar la parte interior o intelectual del centro intelectual.

¿Por qué no usamos la parte interior o intelectual del centro intelectual?

La identificación es la razón principal de por qué no la usamos.
                
¿Cuál es el mejor medio de penetrar en las partes superiores de los centros?

Tratar de recordarse y tratar de no identificarse es el mejor medio de penetrar en las partes superiores de los centros.

Pero siempre nos olvidamos de la identificación y del recuerdo de sí.

Ouspensky



PEREZA PARA PENSAR

PEREZA PARA PENSAR
Por: Ouspensky

P. ¿Por qué es equivocado creer?

R. La gente cree o no cree cuando es demasiado PEREZOSA PARA PENSAR.

Usted debe escoger, tiene que CONVENCERSE.

Se le dijo que debe practicar el recuerdo de si, pero sería un error que se recordase porque se lo dijeron.

Primero, debe comprender que no se recuerda y qué significa esto, y luego, si realmente comprende que lo necesita y le agradaría recordarse, lo hará del modo correcto.

Si simplemente lo hace copiando a alguien, lo hará del modo incorrecto.

Debe comprender que lo está haciendo por usted mismo, no porque alguien se lo dijo.

Ouspensky




EL CULPAR A LOS DEMÁS

EL CULPAR A LOS DEMÁS

PREGUNTA

¿En qué se basa el culpar a los demás?

RESPUESTA

En la falta de entendimiento.

Si usted empieza a estudiar psicología, descubre que todas las causas están en usted mismo; no puede haber causas fuera de usted.

No se acuerda de esto con bastante frecuencia.
                
Una pequeña parte entiende que las causas están en usted, pero la mayor parte continúa acusando a los demás.

En el fondo de cada emoción negativa favorita hallará la auto justificación que la alimenta.

Primero debe detenerla en su mente y luego, después de algún tiempo, será capaz de detenerla también en la emoción.

La falta de entendimiento es la primera causa, la falta de esfuerzo es la segunda causa”.

Ouspensky




miércoles, 5 de agosto de 2015

EL MIEDO

GNOSIS
EL MIEDO
LA BÚQUEDA DE SEGURIDAD
Por: samael aun weor

Cuando los polluelos tienen miedo se esconden debajo de las alas amorosas de la gallina en busca de seguridad.
                                               
El niño asustado corre en busca de su madre porque junto a ella se cree seguro.

Está pues demostrado que el miedo y la búsqueda de seguridad se encuentran siempre íntimamente asociados.
                                    
El hombre que teme verse asaltado por bandidos busca seguridad en su pistola.

El país que teme verse atacado por otro país, comprará cañones, aviones, buques de guerra y armará ejércitos y se pondrá en pie de guerra.

Muchos sujetos que no saben trabajar, aterrorizados ante la miseria buscan seguridad en el delito, y se vuelven ladrones, asaltantes, etc...

Muchas mujeres faltas de inteligencia asustadas ante la posibilidad de la miseria se convierten en prostitutas.

El hombre celoso teme perder a su mujer y busca seguridad en la pistola, mata y después es claro que va a parar a la cárcel.

La mujer celosa mata a su rival o a su marido y así se convierte en asesina.

Ella teme perder a su marido y queriendo asegurárselo mata a la otra o se resuelve asesinarlo.

El casero miedoso de que la gente no le pague el alquiler de la casa, exige contratos, fiadores, depósitos, etc., queriendo así asegurarse y si una viuda pobre y llena de hijos no puede llenar tan tremendos requisitos, y si todos los caseros de una ciudad hacen lo mismo, al fin la infeliz tendrá que irse a dormir con sus hijos a la calle o en los parques de la ciudad.

Todas las guerras tienen su origen en el miedo.

Las gestapos, las torturas, los campos de concentración, las siberias, las espantosas cárceles, destierros, trabajos forzados, fusilamientos, etc. tienen origen en el miedo.

Las naciones atacan a otras naciones por miedo; buscan seguridad en la violencia, creen que matando, invadiendo, etc. podrán hacerse seguras, fuertes, poderosas.

En las oficinas de policía secreta, contra-espionaje, etc. tanto en el este como en el oeste, se tortura a los espías, se teme de ellos, quieren hacerles confesar con el propósito de hallar seguridad para el Estado.

Todos los delitos, todas las guerras, todos los crímenes, tienen su origen en el miedo y en la búsqueda de seguridad.

En otros tiempos había sinceridad entre las gentes, hoy el miedo y la búsqueda de seguridad han acabado con la fragancia maravillosa de la sinceridad.

El amigo desconfía del amigo, teme que éste le robe, le estafe, le explote y hasta hay máximas estúpidas y perversas como esta: "nunca deis la espalda a tu mejor amigo". Los hitlerianos decían que esta máxima era de oro.

Ya el amigo teme al amigo y hasta usa máximas para protegerse.

Ya no hay sinceridad entre los amigos.

El miedo y la búsqueda de seguridad acabaron con la deliciosa fragancia de la sinceridad.

Castro Ruz en Cuba ha fusilado a millares de ciudadanos temeroso de que lo acaben; Castro busca seguridad fusilando. Cree que así puede encontrar Seguridad.

Stalin, el perverso y sanguinario Stalin, apestó a Rusia con sus sangrientas purgas.

Esa era la forma de buscar su seguridad.

Hitler organizó la Gestapo, la terrible Gestapo, para seguridad del Estado.

No cabe duda de que temía que le derrocaran y por ello fundó la sangrienta Gestapo.

Todas las amarguras de este mundo tienen su origen en el miedo y la búsqueda de seguridad.

Los maestros y maestras de escuela deben enseñarle a los alumnos y alumnas la virtud del valor.

Es lamentable que a los niños y niñas se les llene de temor desde su mismo hogar.

A los niños y niñas se les amenaza, se les intimida, se les atemoriza, se les da de palos, etc.

Es costumbre de padres de familia y maestros, atemorizar al niño y al joven con el propósito de que estudie.

Por lo común se les dice a niños y jóvenes que si no estudian tendrán que pedir limosna, vagar hambrientos por las calles, ejercer trabajos muy humildes como limpiar calzado, cargar fardos, vender periódicos, trabajar en el arado, etc. etc. etc. (Como si el trabajo fuese delito).

En el fondo, tras de todas estas palabras de padres y maestros, existe miedo por el hijo y búsqueda de seguridad para el hijo.

Lo grave de todo esto que estamos diciendo, es que el niño y el joven se acomplejan, se llenan de temor y más tarde en la vida práctica son sujetos llenos de miedo.

Los padres de familia y maestros que tienen el mal gusto de asustar a los niños y niñas, a los jóvenes y señoritas, en forma inconsciente los están encaminando por el camino del delito, pues como ya dijimos, todo delito tiene su origen en el miedo y la búsqueda de seguridad.

Hoy en día el miedo y la búsqueda de seguridad han convertido al planeta tierra en un espantoso infierno. Todo el mundo teme. Todo el mundo quiere seguridades.

En otros tiempos se podía viajar libremente, ahora las fronteras están llenas de guardias armados, se exigen pasaportes y certificados de toda especie para tener derecho a pasar de un país a otro.

Todo esto es el resultado del miedo y búsqueda de seguridad.

Se teme al que viaja, se teme al que llega y se busca seguridad en pasaportes y papeles de toda especie.

Los maestros y maestras de escuela, colegios, universidades deben comprender el horror de todo esto y cooperar para el bien del mundo, sabiendo educar a las nuevas generaciones, enseñándoles el camino del valor auténtico.

Es urgente enseñarle a las nuevas generaciones a no temer y a no buscar seguridades en nada ni en nadie.
                                      
Es indispensable que todo individuo aprenda a confiar más en sí mismo.

El miedo y la búsqueda de seguridad son terribles debilidades que convirtieron la vida en un espantoso infierno.

Por doquiera abundan los cobardes, los miedosos, los débiles que andan siempre en busca de seguridad.

Se teme a la vida, se teme a la muerte, se teme al qué dirán, "al dice que se dice", a perder la posición social, la posición política, el prestigio, el dinero, la bonita casa, la bonita mujer, el buen marido, el empleo, el negocio, el monopolio, los muebles, el carro, etc. etc. etc. a todo se teme, abundan por todas partes los cobardes, los miedosos, los débiles, más, nadie se cree a sí mismo cobarde, todos presumen de fuertes, valerosos, etc.

En todas las clases sociales existen millares y millones de intereses que se teme perder y por ello todo el mundo busca seguridades que a fuerza de hacerse cada vez más y más complejas, hacen de hecho la vida cada vez más complicada, cada vez más difícil, cada vez más amarga, cruel y despiadada.

Todas las murmuraciones, todas las calumnias, intrigas, etc., tienen su origen en el miedo y búsqueda de seguridad.

Para no perder la fortuna, la posición, el poder, el prestigio, se propagan calumnias, chismes, se asesina, se paga para que se asesine en secreto, etc.

Los poderosos de la tierra se dan hasta el lujo de tener asesinos a sueldo y muy bien pagados, con el propósito asqueante de eliminar a todo aquel que amenace eclipsarles.

Ellos aman el poder por el poder mismo y se lo aseguran a base de dinero y mucha sangre.

Los periódicos constantemente están dando noticias de muchos casos de suicidio.

Muchos creen que el que se suicida es valeroso pero realmente quien se suicida es un cobarde que le tiene miedo a la vida y que busca seguridad en los brazos descarnados de la muerte.

Algunos héroes de guerra fueron conocidos como personas débiles y cobardes, más cuando se vieron cara a cara con la muerte, su terror fue tan espantoso, que se tornaron en terribles fieras buscando seguridad para su vida, haciendo un esfuerzo supremo contra la muerte. Entonces se les declaró héroes.

El miedo suele confundirse con el valor.

Quien se suicida parece muy valeroso, quien carga pistola parece muy valeroso, mas en realidad los suicidas y los pistoleros son muy cobardes.

Quien no le tiene miedo a la vida no se suicida.

Quien no tiene miedo a nadie no carga pistola al cinto.

Es urgente que los maestros y maestras de escuela le enseñen al ciudadano en forma clara y precisa, lo que es valor de verdad y lo que es miedo.

El miedo y la búsqueda de seguridad han convertido el mundo en un espantoso infierno.


samael aun weor

viernes, 30 de enero de 2015

SENTIRSE INSULTADO

SENTIRSE INSULTADO


Cuando siente que alguien no se ha comportado bien con usted, siente que no han estimado su valor.

Por ejemplo, sentirse insultado es sentir que no estiman su valor.

Así una persona suele decir a menudo cuando la in­sultan:

"¿Por quién me toma usted?", o alguna cosa parecida.

Esto signi­fica que una persona posee cierta valoración de sí misma, por eso dice:

"¿Por quién me toma usted?", queriendo decir que si la otra persona lo supiera no se atrevería a comportarse como lo hace.

Desde luego, si no se ha forja­do la imagen de sí mismo de poseer mucho valor, no le harán perder fácil­mente los estribos.

Si tiene una alta opinión de sí, es natural que le sea más fácil sentir que los otros no estiman su valor.

Así le será más fácil con­siderar internamente.

Hasta se da el caso que una persona se preocupe tanto por la idea del trato que le dan los otros o por sospechar que se burlan de ella que se pasa toda la vida haciendo consideraciones internas.

O asimismo, algunas personas se creen superiores a las otras a causa de sus sufrimientos.

Se apegan a sus sufrimientos y llegan a considerarse merecedoras de una valoración especial porque padecen toda clase de penurias, miserias y sufri­mientos.

Se ofenden si otra persona habla de sus propios sufrimientos.

Sien­ten que la otra persona no les muestra bastante consideración y así dan prueba de egoísmo.

Les cuesta entender que los otros tienen también sus sufrimientos.

Tampoco entienden que ver el egoísmo en los otros es ver el reflejo del propio egoísmo, porque cuanto más se exige de los otros, más egoís­tas nos parecen.

¿Qué es lo que causa la consideración interna?

Planteemos la cuestión:

"¿En qué punto o cuándo empieza a hacer cargos?"

Empieza a hacerlos cuando siente que no lo estiman, cuando se siente menospreciado.

El mozo no viene cuando lo llama.

El empleado del negocio sirve primero a otra per­sona.

La gente no se fija en usted en la calle o, digamos, no le presta la suficiente atención.

O una persona persiste en ignorarlo; o tal vez oye lo que alguien dice de usted: esto es casi siempre desagradable.

Hay mil y un ejemplos posibles, más o menos de peso.

Los incidentes nimios suelen moles­tarnos —el mozo, el empleado del negocio—.

Estos dan lugar a pequeños cargos y suelen convertirse en hábitos.

Pero poseemos toda suerte de cargos de muy antigua data contra los otros, algunos almacenados en el pasado, infortunadamente.

Todos tienen su origen en la misteriosa cuestión de la propia valoración de sí.

Una persona, que se ha observado a sí misma, suele exclamar:

"¿Qué es esa cosa en mí que se ofende en este momento y que ya ha empezado a hacer cargos?

Mire, puedo observarla cómo obra en mí recogiendo materiales y recordando cosas desagradables y buscando palabras y frases para usarlas contra la otra persona para que ésta se sienta subestimada —de hecho, para que comprenda que es un desecho—.

¿Es acaso una ima­gen de mí mismo?

¿Es el 'yo' imaginario o “yo” fantasía?

¿Es la falsa personalidad?

¿O en qué se fundamenta todo esto?"

Respondemos que todo esto se funda­menta en el identificarse consigo mismo.

Todas las formas de consideración interna, de las cuales una de ellas es hacer cargos contra otra persona, perte­necen al identificarse.

El Trabajo nos dice de estudiar la identificación hasta sus raíces mismas.

El hombre se ofende únicamente cuando se identifica con­sigo mismo.

Y el Trabajo dice asimismo que un estudio de la identificación debe comenzar con el estudio cuando está usted identificado consigo mismo.

Es allí donde se puede perturbarlo, herirlo, ofenderlo, insultarlo, etc.

El estar identificado consigo mismo viene primero, el perturbarse y ofenderse segun­do, el hacer cargos internos tercero.

Maurice Nicoll